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La calle Hospital

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Llegué a la calle Hospital muy malita. Había perdido 8 kilos en dos meses y dejado atrás toda una vida. No era ni seré la primera. El día que yo me separé, me contaba alguien, muchas nuevas parejas estaban naciendo. Me pareció un mal augurio para ellas, pero nunca dije nada.

Así que llegué a esa casita, en el centro de Valencia, intentando que el saco de huesitos que me sostenía en pie no se desmoronara de un momento a otro. El corazón estaba tensado de tanto esparadrapo, pero sólo tenía las funciones básicas.

En la casa de la calle Hospital me encontré a tres enfermeros: Llanos, Tiziana y Esteban.Tenía una habitación individual, de la que nunca quería salir. Lloraba a cada rato y no me apetecía encontrarme con nadie.

Cuando volvía de trabajar del periódico, tarde, bien tarde, Llanos, Tiziana y Esteban me esperaban en casa. La escena variaba según el día: algunas noches ellas imponían Sexo en Nueva York, otras él programaba sesión de película y pipas, otras había invitados y cerveza. Siempre me hacían un hueco en el sofá y me fui acostumbrando a ellos.

 

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Llanos, Tiziana y Esteban controlaban el estado de las heridas. Ese corazón estaba mejor, pero todavía necesitaba adhesivo. Poco a poco empecé a recibir más visitas y entendí por qué a los amigos no hay que dejarlos nunca.

La casa de la calle Hospital me acogió hasta que estuve recuperada, me acompañó en mis últimos meses viviendo en España, mientras planeaba mi viaje a Australia. Llanos, Tiziana y Esteban estuvieron conmigo el día que me quitaron todos los puntos. Hacía tiempo que habían dejado de ser enfermeros, pero los amigos nunca se pierden momentos como ése.

Nunca me pareció baladí que aquella casa estuviera en la calle cuyo nombre es Hospital, igual que nunca he desestimado las sorpresas del destino. Aquellas cuatro paredes se convirtieron en una guarida que nos ha marcado a todos. Fuimos felices y creo que todos lo supimos, lo aprovechamos y lo vivimos.

Las chicas de la calle Hospital se han ido muy lejos. El único que mora ese hospital es Esteban. El mismo que me ha mandado una preciosa felicitación de cumpleaños que me hace recordar que nunca habrá una cura como la que ellos me dieron.

Lo que veíamos desde nuestro balcón, el parque donde estaba el antiguo Hospital de Valencia.

Lo que veíamos desde nuestro balcón, el parque donde estaba el antiguo Hospital General de Valencia.

 

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